domingo, 11 de julio de 2010

Nightmare

Volvía de un sueño inquietante cuando el grito inequívoco despertó en mi una insaciable sed. La fragilidad en mis manos y en mi cuerpo me imposibilitó moverme, creo que seguía dentro del sueño. Mi inconciente me intrincó en un juego siniestro entre mi alma vulnerable y mi cuerpo agonizante, me desesperaba de solo pensar en la mínima extensión del dolor y en el goce de mi mente perversa que continuaba con el juego y arrojaba más y más cartas sobre la mesa. En una conmoción desesperada gritaba a mi alrededor y nada se inmutaba, veía como un cuarto con desentonantes colores desaturados al matiz giraba en torno a mí reproduciendo una y otra vez llantos, gritos, expresiones de dolor que colmaban mi sed. La intensidad de la desesperación era cada vez mayor pero el frenético fervor insistía en que me quedará allí. La parálisis que mi carne sufría imposibilitaba mi tranquilo despertar, como todas las mañanas de domingo. Un temblor indescriptible, recorrió mi cuerpo de un extremo al otro y el temor me venció otra vez. En el silencio apabullante de una multitud desorbitada y desenfrenada, encontré la música insonora que cubría la calma, ¡mamá!... siempre vuelvo a los brazos de mamá.

(2008)

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